Brujulear por las reseñas de ciertos encuentros sectoriales, cada vez más habituales, ofrece la valiosa oportunidad de atisbar -con frecuencia entre su letra pequeña- algunas de las causas donde enraizan problemas generales; problemas ferroviarios, quiero decir. https://elmercantil.com/2024/04/18/las-obras-en-la-red-ferroviaria-mantienen-la-desafeccion-del-negocio-con-el-ferrocarril/
En un ambiente de amplia alineación aparente, -cómodamente formal- en los intereses de los intervinientes, sobrenada como inquietante conclusión de este reciente encuentro entre operadores, cargadores y Administración el que cuando aún no se ha consolidado siquiera la afección, se avecina una creciente y amplia desafección hacia el tren entre actores clave de importantes sectores logísticos.
La discusión sobre sus causas viene a reflejar que tal desafección está en buena medida motivada nada menos que por la escasa sintonía del servicio recibido del ferrocarril en relación con las necesidades de empresas tan decisivas para el devenir diario como las de gran consumo. Algo habrá que cambiar, pues;...si es que, ay, se llega aún a tiempo.
Pero contribuye (a la desafección) también, se dice, el previsible (gran) impacto negativo en las operaciones de esa avalancha de actuaciones de adecuación que, en la carrera contra el crono que rige el nutritivo apoyo de los fondos NextGeneration, Adif asegura va a llevar a cabo -tras muchos de inacción; de falta de compromiso en prioridades; de dispersión de recursos al albur de la conveniencia política partidista- ...¡en los próximos dos años!.
Al respecto, al mismo tiempo y sin aparente temblor de voz, (Adif) pide paciencia para encajar sus onerosas interferencias. ¿Más?. No, no es paciencia lo que se requiere para confiar en una atropellada planificación de obras, intensas y extensas, inviable en ese plazo; es una ingenuidad incompatible con la consistente constatación de promesas incumplidas, cortinas de humo coyunturales, que jalonan el discurrir de la historia ferroviaria española durante las últimas décadas, y una de cuyas consecuencias actuales más patentes es la insignificancia ferroviaria en el tráfico de mercancías en nuestro país, que mantiene una inquietante deriva hacia un horizonte de incierta recuperación.
Promesas incumplidas, decía, cuya reclamación de responsabilidades se deriva, como siempre, hacia el maestro armero. Por ello, en fin, sorprende en estos foros la aparente falta de voces críticas especializadas que subrayen lo inverosímil de ciertos anuncios; tal vez así se limitaría ese tan frecuente como desahogado ejercicio -barra libre en bucle abierto- del 'puedo-prometer-y-prometo' en su versión ferroviaria.